martes, 23 de agosto de 2011

Capitulo 2

Ya he llegado a los vestuarios; son amplios y están completamente recubiertos de azulejos azules clarito. En las paredes hay unos espejos enormes que hacen que la sala parezca más grande. Me cambio de ropa, me pongo unos pantalones cortos y una camiseta de tirantes azul marino. Las otras chicas se pasan más rato cambiándose y maquillándose que en las pistas, así que se puede decir que yo soy la preferida del Sr. George.
Se supone que en todos los institutos hay un profesor de gimnasia joven, con el pelo rubio y los ojos azules, su cuerpo debe de ser escultural y tiene que ser muy simpático y cariñoso con las chicas, para que se enamoren de él y le resuelvan sus necesidades más morbosas…  Bueno pues como mi vida es pura excepción en todos los sentidos el Sr. George es un señor de unos sesenta años, gordo y ya con entradas; es también un gruñón. Las chicas están tardando demasiado en cambiarse así que seguro que viene, asoma su calva y empieza a gritar.
—Salid de ahí inmediatamente si no queréis  suspender Educación física. ¡OS JURO POR MI MADRE QUE LO HARÉ!
Salgo de los vestuarios y entro al enorme gimnasio del instituto, hay pista de básquet, de fútbol y de atletismo. Si sales fuera también hay una piscina cubierta que usamos sólo los martes. Hoy jugamos a vóley bol y la verdad es que me divierto bastante. Mi equipo gana gracias a un chico con el pelo oscuro y con los unos preciosos ojos azules pintados de negro. Supongo que será gótico o emo.
La clase acaba y nos dirigimos a los vestuarios. Allí me ducho y me vuelvo a poner la ropa de antes. Me peino suspirando. ¡Estos nudos me van a matar!
Lo guardo todo en la bolsa de deporte y salgo con el pelo chorreando. Vuelvo a mi taquilla y dejo la bolsa dentro. Ahora tengo media hora libre así que voy a la cafetería a tomar algo. Está abarrotada de adolescentes deseosos de comida basura. Espero no encontrarme con mis ‘’amigas’’. Veo al chico de mi equipo sólo en una mesa apartada del resto. Me dirijo a la cola y cojo una bandeja. Elijo 2 sándwiches de jamón y queso y dos Coca-Colas.
Me siento en frente del chico gótico.
Hola. –Digo pasándole un sándwich i una Coca-Cola.
Levanta la mirada y sonríe.
Dime… ¿qué hace la guapa y popular Sarah sentada con el friki?
Supuse que no te importaría.—respondo encogiéndome de hombros
En realidad no.—Dice con una gran sonrisa. Tiene los dientes muy blancos. Debajo de toda esa sombra negra es un chico guapo.
No recuerdo cómo te llamas—Digo con una pequeña sonrisa culpable.
Suele pasarme… soy Sam; y voy a tu clase desde los 3 años.
Pongo una cara de desconcierto.
¡¿El mítico Sam?!.—Aquel chico no se parecía demasiado al rubio y perfecto Sam de mi infancia; aquel que tenía a todas las de la clase enamoradas.—¿Qué te has hecho en el pelo?
Empezó a gustarme el negro—Dice tranquilamente.
¿Te acuerdas cuando estábamos en 3º y tú querías hacerte el machote?—Dije riendo—Intentaste escalar ese árbol para coger la pelota que uno de 5º nos había encalado.
Sí… me rompí el brazo y no pude jugar en unos meses…
Pobrecito—Digo sacándole la lengua.
Sigues igual que hace años Sarah.
No sé si tomármelo como insulto o como halago.—Los dos empezamos a reírnos  a carcajadas.
Fuiste la única que no se quedó en los patios con migo.
Supongo que a los 7 años tenía claro que no sería una chica del montón.
Todo el mundo sabe que no lo eres.—Dice con una preciosa sonrisa.—Venga, cuéntame  porqué no te quedaste ni una sola vez.
Tu forma de ser me recordaba  a alguien.
¿A quién?
Tardo unos segundos en contestar e intento que no se me note el nudo que se acaba de formar en mi garganta.
A mi padre.
Lo siento… Hace ya mucho tiempo de eso ¿no?
Sí; hace bastante. Está más o menos superado.—Digo con un intento de sonrisa.
—Supongo que tenemos que ir ya a clase.
A mí no me apetece en absoluto.—Digo mirando alrededor. La cafetería estaba casi vacía.
¿Compartimos taxi?—Dice guiñándome un ojo.
Primero recojamos las cosas.
Pasamos por su taquilla y recogimos su mochila (cómo no negra) y luego pasamos a por la mía. Llegamos cerca de la portería y le dije:
Sólo intenta parecer mareado. Déjame el resto a mí.
Toco la ventanilla del Señor John; portero de toda la vida.
Perdona que te moleste, John.
No importa Sarah… ¿no deberíais estar en clase?
Sí; pero Sam se encuentra bastante mal. Quiere irse a casa. Yo he llamado a mi madre y me deja acompañarle.
Claro jovencita. Ahora mismo les abro.
Salimos por la puerta y llamamos un taxi. Le dimos mi dirección. Al llegar le invito a entrar a casa.
Otro día, ¿vale? La verdad es que tengo cosas que hacer y después voy a trabajar a la cafetería.
No importa—Digo con una sonrisa, aunque un poco decepcionada—ven cuando quieras.—Le doy un billete de 20 y me despido con la mano.—Suficiente para los 2, ¿no?
Entro en casa y me dirijo directamente a mi habitación. Cojo el I-pod Touch y me pongo a escuchar música a todo volumen. Prefiero el indie… aunque me gustan todos los tipos. Me extraña que Gaspar no haya venido a preguntarme cualquier cosa. Empiezo a mover la cabeza de un lado a otro al ritmo de la música y a cantar a la letra de la canción mientras salto en la cama.
Tengo hambre.
Bajo a la cocina y me preparo un bol de cereales y leche. Enciendo la televisión y empiezo a ver un programa estúpido de videos graciosos. De vez en cuando me rio aunque la mayoría no tienen mucha gracia. Después de un rato dejo el bol vacío en el grifo y vuelvo a mi habitación para darme un baño. Lleno la bañera y pongo sales termales que huelen a coco. Empiezo a desvestirme mientras cojo la ropa interior y el pijama; unos pantalones cortos morados y una camiseta de tirantes negra con la pantera rosa en el centro. Saco de la mochila un libro que ya debería haberme leído; <<Orgullo y prejuicio>>. Tengo que entregar un trabajo el Martes de la semana que viene.
Entro en la bañera y me relajo. Cojo el libro y me pongo a leer. Cuando me canso me vuelvo a poner los cascos y escucho música. Pasan varias horas y tengo la piel de las manos como una pasa. Me lavo la cabeza y salgo. Cuando estoy poniéndome el pijama me  doy cuenta de que en mi habitación han preparado otra cama y varias maletas se amontonan a su lado.Busco a mi madre por la casa. Al no encontrarla llamo a Gaspar y le pregunto por ella. 
Ahora mismo está en el jardín con el diseñador gráfico de esta mañana.Suspirando salgo al jardín descalza. Clavándome alguna que otra piedra llego al césped y continúo hasta alcanzar el invernadero de cristal. Desde allí puedo ver a mi madre y a un señor bastante atractivo charlando cada uno en una hamaca. Llego hasta ella. 
Perdona Robert… ¿me disculpas un rato?
Claro…Tómate tu tiempo—Dice él sonriendo.

jueves, 11 de agosto de 2011

Capitulo 1

Riiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiing!!!!!!!!!!!!!!!!
Apago el despertador. Otro aburrido día, en mi aburrido colegio, en mi muy aburrida vida.
Me levanto y empiezo a pensar en qué ponerme.
Vacío  la mitad del contenido de mi armario, hasta que encuentro lo que buscaba; unos vaqueros desgastados que me hacen buen culo y una camiseta blanca de Emporio Armani.
Desde que mi padre murió, mi madre se casa y se divorcia de empresarios ricos. Es por eso que tengo esta ropa cara y esta mansión.

Realmente me gustaría ser una chica normal, y me conformaría con un piso de 100 metros. Odio tener amigas pijas que para lo único que me quieren es para que les deje mi ropa porque su tarjeta de crédito está en banca rota.

Voy a la habitación de mi madre, que es del tamaño de cualquier piso extremadamente grande. Tener que abrir  10 puertas antes de llegar a la cama de mi madre es una gran molestia; sobre todo si tienes que despertarla todos los días.
Aún está durmiendo; como siempre.

-      Mamá, despierta!!
-       No… cinco minutitos más… -- no puedo creerlo.. en esta casa soy yo la que tiene que hacer el papel de madre
-       Vamos mamá.. llegarás tarde a tu cita con el diseñador gráfico. Te recuerdo que vendrá  a las 10 en punto.
-        ¡¿Quéééééé!?¿ Por qué no me levantas antes? ¡Aún me tengo que vestir!  Gaspar, ¡ven aquí!

Se me escapa un suspiro.Acaso no puede ponerse el despertador o qué?? Esto es la mínima parte de lo que ha pasado otros días…
Gaspar ha llegado. Es el mayordomo. Como cualquier mayordomo, tiene una calva incipiente, y está un poquito regordete, aunque le cuesta reconocerlo.

-       Hola Gaspar! Qué tal te va hoy?
-      Bien señorita, qué quiere para desayunar?—responde él.
-       Unas tostadas

Me voy a la cocina antes de que mi madre me eche la culpa de algo más.
Espero a Gaspar mientras meto los libros en la mochila del colegio. Hoy me toca gimnasia, es mi asignatura preferida; realmente es la única que me gusta. Adoro correr. Preparo también la bolsa del gimnasio, con un pantalón corto de chándal, una camiseta, unas deportivas y el neceser.

Gaspar me prepara las tostadas en silencio; lo que más me gusta de él, es que sabe cuándo no  tengo ganas de hablar y no me da conversación.
Cojo las tostadas y me dirijo hacia la puerta.

-     Mamá, me voy al colegio! – chillo
-      Sí, cariño. ¡Hablaremos de una cosa cuando vuelvas!—oigo su voy amortiguada por la distancia, y seguramente también por la cantidad de puertas que hay entre nosotras.

Salgo por la puerta principal, que tiene varias capas de metal acorazado a prueba de balas (en realidad no sé para qué lo quiere mi madre). En el exterior hay un amplio jardín. La puerta finaliza en unas escaleras de mármol rosa, y éstas sobre un sendero largo que desemboca en la verja de la salida. El sendero está bordeado por rosales y gruesos árboles que no tengo ni idea de cómo se llaman. Mi sitio preferido es la zona más alejada de la verja; donde hay un invernadero de cristal que guarda flores exóticas. Muchas veces estudio allí cuando no puedo concentrarme. Detrás se encuentra una enorme terraza con palmeras muy altas, hamacas y una impresionante piscina de agua cristalina que suele estar muy fría.

Mientras camino hacia la parada del autobús me voy comiendo las tostadas. Por fin el autobús llega, cinco minutos retrasado. Saludo al conductor; la verdad es que no recuerdo cómo se llama.
Me siento en la última fila, en el asiento de la ventana. Es mi sitio preferido, porque tengo una panorámica de los paisajes. Vivo en una urbanización pija a las afueras de Londres; aquí todas las casas son mansiones con enormes jardines. Seguramente la mía es la más grande.

Después de media hora llego al colegio. Hay una masa de gente intentando entrar. Salgo del autobús y veo a mis ‘’amigas ‘’; me están saludando

-      Hola Sarah! – dicen a la vez
-     Pero que mona que vas hoy!, oye me dejarás esa camiseta rosa de Louis Vuitton, es que tengo una cita con mi novio… y no sé que ponerme… -- dice Laurence; es una chica bastante bajita; con las facciones marcadas, piel morena y pelo liso y oscuro que le llega por los hombros. Suele ir siempre con mi ropa. Cuando me la devuelve (si es que lo hace) la dono a organizaciones para pobres. No quiero contagiarme con el halo de tontería que la envuelve. Cualquiera que se le acerque por su físico saldría corriendo al hablar con ella, porque el único tema que conoce es la ropa. Se sabe más de 100 marcas de ropa, zapatos y bolsos… perno no intentes que le entre ni un poco de historia o matemáticas… está hueca.

-     Claro... Y te la regalo.—realmente odio esa camiseta
-       Y a mí me dejas esos pantalones negros que me quitan culo? – como siempre Claire intentando disimular su enorme pandero. Lo que no me explico es como le caben mis pantalones. Es una chica pelirroja. La típica llena de pecas y bastante mona; aunque con un enorme culo.
-        Vale…
-        Oye Sarah… déjame esa sombra de ojos morada que nunca te pones…-- dice Monique.
Tiene bastante pecho; por eso casi todos los chicos están por ella. En realidad es muy guapa; le llaman la diosa. Rubia, pelo largo y liso, ojos azules de infarto. Mejor que diosa yo diría que es una auténtica Barbie. Y lo que tiene de guapa lo tiene de tonta. Es una chica muy superficial que no soporta ni un grano en su cara y se arregla durante horas para ir al colegio.
La verdad es que ya me están cansando…  sólo quieren mi ropa y mi dinero. La próxima vez las voy a mandar a la mierda. 

Me voy caminando hacia las aulas y ellas; como siempre, van detrás de mí. Por el camino a la clase de Biología dejo la mochila y la bolsa de deporte en mi taquilla, que afortunadamente está bastante lejos de las suyas. Lo único que cojo es el libro y el cuaderno de la asignatura y mi estuche.
Al llegar a la clase, saludo M. Maurice, y él me corresponde con una sonrisa. Extrañamente el profesor Maurice me tiene afecto(el único haha); a pesar de que no le hago ni caso en toda la clase.
-       Ejem, ejem—siempre hace eso para que nos callemos antes de empezar a hablar—Hoy vamos a dar la clase sobre…

A partir de ahí desconecto completamente, y me dedico; sobre todo, a hacer garabatos en mi cuaderno, a  buscarles forma a las extrañas manchas que hay en el techo y a mirar a los chicos de clase. La verdad es que 
no hay ninguno que esté extremadamente bueno o que simplemente, sea medianamente guapo.

-       Sarah,salga a hacer el ejerció numero 72
Pues no,  no hay nadie que esté bueno; tal vez aquel de allá, que…
-          
__Señorita! Salga inmediamente a la pizarra y haga el ejercicio 72!
-     Ya voy , ya voy…
-     YA!
Vaya… esta vez se ha enfadado…, e incluso me ha puesto un ejercicio difícil. Mierda, esto no me sale…
-      Perdone, señor, es que no lo entiendo…-- intento poner cara de ternerito.
-       No pasa nada , pero la próxima vez escuche atentamente
-    Claro, no volverá a ocurrir.

Vuelvo a mi sitio y él sigue hablando. Me vuelvo a enfrascar en los intrincados dibujitos y las manchas del techo. Pasa una eternidad antes de que suene el timbre que anuncia el cambio de clase.
Por fin salgo! Ahora me toca Educación física, el único alivio que tengo hoy. Camino hacia la zona de las taquillas y busco la mía.

Núm. 325

Dejo los libros y cojo la bolsa de la ropa. El gimnasio está cerca, así que me lo tomo con cierta tranquilidad. Esta asignatura una de las pocas que no tengo que aguantar a las pijitas y; la verdad es que no las veo corriendo o saltando vayas.

Camino hacia el gimnasio contenta. Unos chicos de último año me están mirando. Uff, el morenito de ojos verdes está QUE TE CAGAS!. Me guiña un ojo y yo le saco la lengua, tiene pinta de simpático; si le veo otro día me acercaré a saludarlo.
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Y así se acaba el 1er capitulo. ¿Qué os ha parecido?
Por favor dejad un comentario diciendo lo que os parece el comienzo. Vuestra opinión es importante para mí.
Mil besos!!

miércoles, 10 de agosto de 2011

Introducción.

Bueno; he decidido publicar esta historia. La verdad es que ya estoy un poco cansada de escribir textos cortos y me he propuesto hacer esto :D
Algunas amigas me han convencido haha. Espero que os guste.

Gracias por pasaros!